¡Disculpad mi osadía!


La fortaleza de la soledad.
'Ya sabes a lo que me refiero...medianoche, un camino frío y solitario en el bosque, la inquietante oscuridad y en ella un par de grandes ojos brillantes sobre un árbol muerto que la niebla abraza, desde allí se puede escuchar un tétrico y breve sonido grave antes de que un búho tome vuelo.'

domingo, 21 de septiembre de 2014

En la simbiosis de su pelo.


Lleva gramitos de ira, por cada poro de piel expulsa soledad. Tiene que resguardarse del frío y controlar impulsos. Llega a tener los nudillos muy blancos y los labios muy rojos. El corazón muy roto y la mente muy gris. Ya no hay domingos, le cuelga la sonrisa cualquier día. Sobrevive de escalofríos, y se inventa respirar. Ya no quiere a nadie en el lado izquierdo, ni debajo de la cama, ni escalando la ventana, ni detrás de la puerta, ni esperando en el porche, ni en la estación. 

(Quiere verdad, caricias suicidas, mordidas con afecto, besos nuevos, personas de verdad, impulsos bonitos, una realidad.)

Y de momento no se rinde, para a tiempo. Sabe que es más sano soñar sola, aunque nadie despierte para abrazar sus pesadillas, ni acaricie su espalda desnuda. 
Ella después de haberse perdido después de estar perdida. 


Ella quiere ser ella sin ellos, con vacíos y cicatrices.

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