Cuántas noches más hacen falta para que vengas,
cuántas para dejar de dormir en bragas y no dormir encima de ti.
Cuántas noches voy a tener que deshacer las sábanas
para que parezca que has estado aquí.
Cuántas para perforar esta ausencia.
Cuántas noches voy a tener que soportar este vacío, y cuántas que te metas en mi cabeza sin permiso.
Cuántas noches voy a soñar que te sueño,
y que me despierto
y me besayunas,
o me comes el coño, que viene siendo lo mismo.
Cuántas voy a imaginar que nos hacemos
y deshacemos a nuestro paso.
Cuántas noches más voy a desvelarme porque tengo pesadillas
y no hay nadie quien me las abrace.
Yo ya voy por quinientas y media cuenta perdida de noches por olvidarte,
y tú sigues aquí, estando sin estar,
más escalofrío entre piel que nunca.
Más poesía entre las piernas que siempre.
¡Disculpad mi osadía!
La fortaleza de la soledad.
'Ya sabes a lo que me refiero...medianoche, un camino frío y solitario en el bosque, la inquietante oscuridad y en ella un par de grandes ojos brillantes sobre un árbol muerto que la niebla abraza, desde allí se puede escuchar un tétrico y breve sonido grave antes de que un búho tome vuelo.'
Me ha encantado esta entrada. Como duele ese estando sin estar.. Ay.
ResponderEliminarLa indiferencia acompañada de tristeza siempre es más dolorosa, y bueno.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por comentar, Raquel. Un besito :3